LAS EMOCIONES COMO GUÍA
Hay muchas maneras de intentar definir las emociones.
Hoy en día se habla mucho de Inteligencia Emocional y realmente es, en la gestión de nuestras emociones, donde radica el éxito de nuestro Despertar de Conciencia en esta era.
La actual humanidad está totalmente polarizada en el cuerpo emocional, esto quiere decir que su atención está fijada en un 90% en el mundo de los deseos, el mundo de la materia. Cuando estos deseos se “relacionan” o interactúan con el niño interior, siendo o no satisfechos, generan lo que llamamos emociones que son el resultado de esta interacción.
Metafísicamente os diría que nuestro vehículo físico actúa en función de las instrucciones que recibe de ese cuerpo sutil que está más activo en él, y como os decía, en este momento ese cuerpo es el emocional y no el mental como debería ser en el Ser iluminado.
El mundo que nos rodea impacta en nosotros a través de estímulos, situaciones, acontecimientos y experiencias a las que según reaccionemos, asociaremos a una emoción o quizás a un sentimiento. Las emociones nos ayudan a formar nuestros recuerdos ya que son registradas y asociadas a una situación determinada que ha activado en nosotros esa respuesta emocional.
Si nos observamos en el día a día u observamos a nuestro alrededor, podemos ver como muchas veces pasamos por la vida sin poner conciencia, la vida sucede y nosotros vamos registrando esos sucesos en nuestro cerebro (mente inferior), sin siquiera hacer una reflexión de por y para qué hemos actuado o reaccionado de esa manera. Evidentemente muchos de nosotros estamos intentando cambiar eso, pero la mayor parte de la humanidad, vive su vida así, con el “piloto automático”.
Parecen estar de moda las actividades como Mindfulness o meditaciones conscientes, el poder del ahora, etc. que no son otra cosa que un entrenamiento de toma de conciencia para que podamos aplicarlo en nuestro día a día, pero, ¿con qué objetivo? Está muy bien acudir a un taller o sesión de estas actividades, pero si después no las aplicamos a nuestra vida, no conseguimos nada, seguiremos con el piloto automático.
Quiero que seáis conscientes de algo: Existen tres conceptos, EL INTELECTO, LA SABIDURÍA Y LA CONCIENCIA.
El intelecto es lo que utilizamos para obtener conocimiento, de forma consciente o no, todo el conocimiento que extraemos de nuestras experiencias vividas -no sólo el que adquirimos a través de los libros o instrucciones- es llevado y registrado en el cerebro (mente inferior, os recuerdo que el cerebro es como una grabadora que registra todo). Allí esa información estará accesible a nosotros para cuando la necesitemos, de manera que cuando la vida nos ponga ante una experiencia similar, el cerebro volcará esa información en forma de la emoción registrada o el sentimiento, y nosotros seguramente actuaremos validando ese comportamiento, sea o no adecuado o necesario en ese momento vivirlo así.
La Sabiduría podríamos decir que es resultado de aplicar consciencia a esa experiencia que estamos viviendo, es decir, cuando en vez de permitir que el cerebro registre las emociones resultantes de una vivencia llevamos a la reflexión ese acontecimiento y “analizamos” la situación e intentamos definir que tipo de emoción estamos sintiendo, de donde proviene, si tiene un fundamento coherente relacionado a la experiencia que estamos viviendo o si por el contrario, es un reflejo automático que nos muestra una emoción que proviene de otra experiencia pasada y que no necesariamente os es útil en este momento.
Todas estas reflexiones aportan conocimientos que estamos aplicando en nuestro día a día, en nuestra realidad cotidiana y que al hacerlo de forma reflexiva y no inconsciente, es Sabiduría que queda disponible en nuestra mente inferior y superior.
Esta sabiduría volcada al Alma es lo que llamamos Conciencia.
-No confundamos la palabra Conciencia con consciencia-
Cuando no sabemos gestionar bien nuestras emociones estas toman el control de nuestra vida y de forma indiscriminada influyen en nuestros pensamientos, comportamiento condicionando totalmente nuestro diario vivir.
Estas emociones pueden afectar de manera muy negativa en nuestra vida ya que dirigirán nuestra conducta y forma de pensar y decidir en base a la emoción que esté actuando, por lo que hemos de ser conscientes de que las emociones negativas tendrán una capacidad especial en concentrar y retener nuestra atención en aquello que nos preocupa mientras que si sabemos gestionarnos y anclarnos en emociones y pensamientos positivos, conseguiremos ser más creativos y tener una vida mucho más armónica y saludable.
Recordemos que las emociones nos ayudan a crear nuestros recuerdos y crean anclajes que vinculan determinadas situaciones con esas emociones. Cuando el impacto emocional es muy intenso pueden alterar el correcto funcionamiento de nuestro sistema hormonal -éste está vinculado al sistema de chakras de nuestro cuerpo etérico-, liberando determinadas hormonas como adrenalina, glucocorticoides y otras que pueden dañar nuestro organismo.
Es importante para nuestra buena salud integral aprender a gestionar nuestras emociones y así tener un cuerpo emocional sano y equilibrado, que es el que contiene toda la energía que utilizaremos para crear nuestra vida. Si almacenamos emociones como la ira, el miedo, el rencor, la rabia, nuestras experiencias serán siempre el reflejo de esas emociones contenidas, seamos pues cautelosos y aprendamos a gestionarlas para evitar males mayores y avanzar siempre de forma coherente, alineados con lo que vinimos a ser.
Y tu… ¿Qué vas a hacer con el tiempo que se te ha dado?
Cristina Escalada©
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