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NUESTRA OBLIGACIÓN COMO SERES ESPIRITUALES


Nuestra obligación como “seres espirituales”


Ese ser espiritual al que me refiero es “el hombre”-ser humano-. El hombre es quien asume esa obligación, aquí, en el plano físico. Ese ser humano, cada uno de nosotros, no somos otra cosa que el reflejo de nuestra Alma y la “sombra” de nuestro Ser Espíritu -mónada-.


Hay algo tan sencillo y tan complicado a la vez y que determina esta obligación que debemos asumir de una vez y que nos ayudará a que al fin, podamos alcanzar ese nivel evolutivo que nos permitirá ascender: debemos conseguir manifestar en nuestra vida diaria la naturaleza, el carácter (no me refiero al temperamento humano), los propósitos y las intenciones del Alma o Yo Superior.

Conseguir esto significa que habremos logrado, de forma gradual durante todas nuestras encarnaciones, que la energía del alma (energía egoica) se exprese a través de nosotros y a través del mundo, y será la manifestación de la perfección, de nuestra misión de vida y de la razón de nuestra existencia en este plano. Este es el único objetivo y propósito real de nuestra expresión de vida aquí, en el plano físico.


Este es el punto de vista que debemos mantener en nuestra conciencia y que debemos aceptar.

La mayor parte de la humanidad, incluso muchas enseñanzas de misticismo y otros libros relacionados se centran en el mundo material como enfoque de nuestra encarnación, se centran en las reacciones de nuestra personalidad, las “luchas” que mantenemos con nosotros mismos intentando hacernos un lugar en este mundo en el que vivimos y del cual creemos que es nuestro verdadero “escenario” de existencia. Todo esto es correcto pues estas luchas son reales desde nuestra percepción, pero lo correcto sería cambiar nuestra perspectiva de ellas y centrarnos en una visión más elevada. Si dejamos de centrarnos en estos aspectos materiales y nos situamos en los propósitos más elevados, que son nuestra verdadera razón de ser, cultivaremos nuestra relación con el Alma, y al crear ese hábito, nos situaremos en esa percepción que nos dará la verdadera información, conocimientos y sabiduría que nos dirigirá alineados con nuestro propósito.


Nuestra obligación para conseguir “ser lo que realmente hemos venido a ser” consiste en expresar el objetivo del Alma en nuestra personal, como dije anteriormente. Para conseguir esto antes debemos aprender a aquietar nuestros vehículos inferiores -físico/etérico, emocional y mental- y empezar a visualizarnos como el “pensador egóico” que trata de dejar su impresión en nuestro cerebro físico. (cuando hablo de egóico, no me refiero al referente que conocemos a nivel de personalidad, hago referencia a la energía egoica o del Alma).


Para esto hemos de conseguir y conquistar estas etapas:

  • Imaginación

  • Silencio

  • Alineamiento

  • Concentración

  • Impulso determinante

Como podremos ver, realmente la clave de lo que llamamos “Obligación” se basa en “estar al Servicio”. (Servicio a nuestra Alma). Este servicio manifiesta la vida del Alma en su propio plano y recordemos el que Alma es la manifestación del segundo rayo de amor-sabiduría.


En esta era la humanidad estamos aprendiendo sobre este servicio de “amor-sabiduría”, ya que en las encarnaciones de las primeras razas de la humanidad, estas estaban experimentándose desde el reconocer su individualidad, y esta individualización llevaba a expresarse a través de la separatividad, la unidad del individuo en vez de la unidad grupal, la crítica discriminadora, el egoísmo o la vida centrada únicamente en los intereses del hombre. Imagino que esto os resuena ya que todavía hay muchas personas encarnadas que siguen ancladas en esta expresión del tercer aspecto y siguen en ese individualismo, crítica, egoísmo…


El segundo aspecto que estamos empezando a experimentar es el que se caracteriza por la NO separatividad, la vida grupal como distinta a la unidad, la comprensión amorosa, que como resultado nos aporta as cualidades de la compasión, la identificación, el altruismo o la vida centrada en el grupo y no en el individuo.

Este es nuestro objetivo actual. Conquistar este propósito con perseverancia y fe, producirá cambios radicales en nuestra vibración. Causará una descentralización y repolarización tan grande en nosotros, que podremos observar y disfrutar de esos grandes cambios en nuestras vidas.


Cristina Escalada ©

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