LA FRAGMENTACIÓN DEL ALMA
Habéis pedido por redes que amplie el tema de la “FRAGMENTACIÓN DEL ALMA”.
Existen dos tipos de fragmentación importantes que podemos destacar y que serían la fragmentación producida por experiencias en nuestra encarnación en el plano terrenal, y la fragmentación que se produce a nivel de nuestro cuerpo emocional-astral en niveles sutiles.
En cualquiera de ellos estamos hablando de la fragmentación de nuestra conciencia, que queda dispersa y apegada o arraigada a determinadas situaciones o entidades y por lo tanto, perdemos la percepción de la totalidad de nuestro ser, es como si no estamos completos.
Esta sensación se suele utilizar mucho cuando hablamos del alma gemela, porque es la primera separación que experimentamos cuando nuestra mónada decide experimentarse en el mundo físico, y desde nuestra densidad terrenal, perdemos la conciencia de quiénes somos en realidad y sentimos que nos falta algo. Pero en esta ocasión vamos a hablar de fragmentación.
La fragmentación a consecuencia de situaciones dolorosas que experimentamos se produce cuando “dejamos trocitos” de nosotros mismos en lugares o personas, a veces lo hacemos voluntariamente y otras directamente nos “roban· esos trocitos del Ser. Esto no quiere decir que esté todo perdido para siempre, hay tratamientos para recuperarlos, pero quiero enfocarme en el concepto de esta fragmentación.
Cuando -por ejemplo- alguien experimenta una pérdida de alguien querido, el dolor puede ser tan intenso que se queda anclado en él, de manera que pierde la capacidad de vivir plenamente porque se sumerge en el dolor y se ancla en esa situación traumática, haciendo que su conciencia quede enfocada en un evento que sucedió en el pasado y del que debería desapegarse para avanzar.
Eso le impide poder expresarse desde su esencia y desarrollar plenamente su aprendizaje, por lo que un fragmento de su alma (conciencia) queda fragmentado y apegado al trauma.
La fragmentación implica que puedas enfocar la conciencia en un fragmento u otro, de manera que se puede vivir apegado al fragmento de conciencia en una vivencia de dolor que puede arrastrarle cada vez más a un pozo donde la fragmentación se haga más y más grande, y también se puede meter esa situación dolorosa en la mochila del inconsciente, y vivir enfocados en el fragmento que está arraigado a la experiencia cotidiana, de manera que se viva sintiendo que hay un vacío, pero continuando la experiencia.
He puesto un ejemplo de pérdida pero esta fragmentación es aplicable a muchas causas.
El Alma puede desprenderse y sus fragmentos, osea la conciencia, pueden quedarse apegados en lugares o personas por razones como traumas de la infancia, malos tratos, castigos duros de los padres, traiciones que impactan en nosotros, abusos sexuales, relaciones sexuales inadecuadas, episodios violentos -ya sea que se sufran en primera persona o que se vivan como testigos de los mismos. Las pérdidas a todos los niveles, el miedo, el terror, el odio, las enfermedades de larga duración o traumáticas y también, podemos arrastrar el alma fragmentada por momentos traumáticos de otras vidas u ocurridos en generaciones anteriores (maldiciones, magia, pactos establecidos, rituales…).
En este punto vemos ya el enlace con las causas a nivel espiritual que comentaba al empezar este post.
Espiritualmente, cuando una entidad desencarnada o Ser negativo del bajo astral nos drena energía, se produce igualmente esa fragmentación, ya que nuestra energía con toda la información que conlleva codificada es absorbida por otro ser, si este ser toma poder podría causar grandes daños ya que podríamos perder la conciencia de nosotros mismos (posesión). Como digo, siempre hay formas para poder solucionar la mayoría de casos, en nuestro nivel terrenal o bien a nivel álmico.
EL PODER DE LA PALABRA
Muchas veces no somos conscientes del poder de la palabra y nosotros mismos decretamos esa fragmentación cuando decimos cosas como:
“Siempre llevarás un trocito de mi en tu corazón”
“Una parte de mí se queda aquí”
“Te llevas una parte de mí con esta despedida”
“Siento que parte de mí se ha ido con esta persona que ha fallecido “
“Me ha robado el corazón”
“Me partió el corazón”
“Siempre estaremos juntos”
“Tengo el alma hecha pedazos”
“Tengo el corazón roto”
Y muchas más…
En todas estas frases estamos decretando la fragmentación de nuestra alma, por lo tanto es importante revocar todo esto para volver a ser completos.
Cuando nuestra alma está fragmentada, si esta situación se sostiene en el tiempo, provoca que sea imposible una vida en armonía y pueden manifestarse continuamente los conflictos e incluso llegar a provocar enfermedades.
SÍNTOMAS
Las enfermedades autoinmunes son frecuentes cuando existe fragmentación del Alma.
Sentir que se observa la vida desde la perspectiva de alguien extraño, en vez de involucrarse y participar.
Sentir que no estás presente, como si la mayor parte del tiempo estuvieran en otro estado de conciencia.
Cuando hay temas que se repiten en sus vidas como tener miedo generalizado, o verse incapaz de afrontar las situaciones, o la incapacidad de confiar en la gente.
La depresión severa también es un síntoma.
Las enfermedades crónicas pueden ser también síntoma de fragmentación del Alma
PETICIÓN PARA REUNIFICAR LOS FRAGMENTOS:
“Pido que todos los fragmentos perdidos de mi alma (que he dejado en este lugar o en general) vuelvan a formar parte de mí, para restituir, reconstruir y fortalecer mi alma, volviendo a ser completa.”
TERAPIA
El tratamiento terapéutico para la recuperación del alma consiste en localizar los fragmentos desubicados y traerlos e vuelta e incorporarlos nuevamente a nuestra conciencia. Es un trabajo paulatino y puede ser realizado por un profesional holístico, coach ontológico (metafísico para la sanación del Ser), chamán o alguien formado en la recuperación del Alma.
Espero que este artículo haya sido de tu agrado y pueda servirte en tu proceso evolutivo.
©Cristina Escalada